
Ojear libros es un hábito cada vez más inusual en estos tiempos. Parte de eso se debe a todas las herramientas tecnológicas e informáticas actuales. Sin embargo, siempre es recomendable algo de lectura en nuestra cotidianidad. Hablamos de libros, no de chismes de revistas digitales ni “noticias” superficiales puestas en redes sociales.
La importancia de los libros
Sin leer se puede vivir, eso está claro. Fuera de la lectura el mundo se sostiene. Eso sí, el mundo individual de cada uno. Pero como sociedad, las “letras” son quienes hacen posible la vida común a gran escala.
Los libros no son un adorno, funcionan como infraestructura. Un libro (o cualquier soporte escrito) es una mezcla de plano, contrato, memoria y manual de operación. Sostienen información que luego se aplica: forman parte activa de la construcción de las civilizaciones porque permiten coordinar a desconocidos en el tiempo y el espacio.
Sin escritura estable no hay leyes uniformes, impuestos previsibles, técnicas transmisibles, ni identidades compartidas duraderas. A pesar de que muchas personas no leen, los libros le permiten vivir en el aparato de las sociedades.
Cuatro funciones “constructivas” de los libros
Memoria institucional
Tenemos los censos, catastros, padrones, cuentas y todo tipo de documentación a fin. Sin registros no hay Estado que cobre, reparta ni planifique. La estructura de las naciones fue posible porque alguien registró lo que otros tomarían como punto de partida.
Norma y legitimidad
Códigos, catecismos, constituciones. Definen qué está permitido, quién manda y por qué. La letra ata acuerdos y limita arbitrariedades. Gracias a los libros podemos leer y conocer nuestras leyes, muestras obligaciones y derechos como ciudadanos.
Transferencia técnica
Los manuales, tratados, tablas, estándares y otros, enseñan a repetir técnicas lejos del maestro original y décadas después. Mucha de la herencia artesanal se aprende mediante la transmisión de conocimiento, y muchas veces dicho conocimiento está en los libros ¿Cuánta herencia de pueblos o comunidades se ha perdido porque no hay un libro de donde se pueda leer técnicas olvidadas?
Cohesión simbólica
Las escrituras, las crónicas, los poemas nacionales, los libros de texto; todo ello fabrica un “nosotros” y un horizonte de sentido compartido. Nos da identidad.
Cosas tangibles que no existirían sin libros
Sin libros —entendidos como toda escritura estable— no tendríamos cosas tan concretas como un puente que no se caiga, porque las normas y los cálculos no podrían transmitirse y estandarizarse. No hubiera un juicio justo, al faltar procedimientos y precedentes fijados. No tuviéramos vacunas, o al menos que ayuden, al no tener protocolos replicables y publicaciones accesibles. Tampoco tuviéramos ciudades ordenadas por leyes y principios urbanos. Por último —aunque hay muchos más aspectos—, tendríamos naciones sin constitución. En todos esos casos, la letra es fundamental.
La lectura puede ser una elección personal; en cambio, para la vida colectiva la escritura es estructura. Los libros funcionan como planos, contratos, memoria y manuales de operación. Más que depósitos de lo hecho, los libros forman parte del andamiaje que nos permite hacer, repetir, corregir y dejar legados.
¿Y los libros de literatura?
La ficción y la poesía no “explican” el mundo, pero lo hacen sensible. Nos entregan un tipo de conocimiento que no cabe en fórmulas ni listados. El dolor de una pérdida, la tensión de una decisión, la tonalidad de la esperanza. Ese saber de experiencia se queda en el cuerpo y afina la percepción.
Leer novelas, cuentos y/o poemas nos amplía el repertorio emocional. Vivimos escenas que quizá nunca tendremos. Probamos respuestas posibles al amor, al miedo, a la culpa. La literatura permite ensayar consecuencias antes de actuar. Los libros ayudan al crecimiento y comprensión del interior en cada persona.
Los libros también ayudan a pasar el tiempo, al aprendizaje de convivir con uno mismo. Es una actividad que se practica en soledad, y ayuda a entender que la soledad muchas veces puede ser buena y reparadora.
A nivel social, forjan imaginarios compartidos. Héroes, ciudades, gestos y mitos circulan primero en poemas y relatos, y después se vuelven referencias, fiestas, películas, lemas, incluso leyes. La ciencia ficción y la utopía diseñan futuros; el realismo y la crónica novelada preservan memorias que no entran en los archivos oficiales. La literatura crea ídolos y abre paso a inspiraciones y aspiraciones.
Por último, está el placer. No como lujo superficial, sino como energía que sostiene la atención y el deseo de volver a leer. El goce estético crea hábito; el hábito, criterio; y el criterio, libertad interior.
La importancia de la literatura
Los libros son ventanas que abren mundos, y también compañía que afina tu voz. Sirven para saber más y para vivir mejor.
Lo que los libros hacen por tu mente
-Atención sostenida: leer entrena la concentración profunda frente a la dispersión de pantallas.
-Pensamiento crítico: obliga a contrastar ideas, detectar falacias y construir argumentos.
-Lenguaje y escritura: amplía vocabulario, mejora la sintaxis y la precisión al comunicar.
-Memoria y comprensión: seguir tramas y conceptos complejos ejercita la memoria de trabajo.
-Imaginación y creatividad: activa visualización interna y asociaciones originales.
Lo que los libros hacen por tu vida
-Toma de decisiones: al exponerte a modelos, casos y contraejemplos, decide mejor y más rápido.
-Empatía: la narrativa te hace habitar otras mentes, contextos y épocas.
-Identidad y sentido: encontrar voces y preguntas afina tu brújula ética y estética.
-Capital cultural: libros son una “moneda” de conversación, oportunidades y pensamiento.
-Ciudadanía: leer te inmuniza contra simplificaciones; fortalece la vida democrática.
¿Por qué libros y no solo artículos o videos?
-Profundidad: te da una idea completa, una historia con contextos y matices, no “clips”.
-Coherencia: estructura (inicio–desarrollo–cierre) que permite entender causas y consecuencias.
-Relectura: subrayar, anotar y volver es parte del aprendizaje acumulativo.
Cómo convertir la lectura en un hábito (sin sufrir)
Existen tips sencillos para adentrarse de a poco en la literatura sin que sea una carga o se note como una tediosa tarea. Para que suceda de manera orgánica y leas por deseo y no como si fuera una dieta que cumplir, te dejo prácticas sencillas.
- Meta mínima
Trata de dedicarle a la lectura 15 minutos o 15 páginas al día. No pasa nada si un día no lees, pero que el hábito en la semana sea más de leer que de no hacerlo. Lo importante es la constancia.
- Regla “100–edad”
La regla “100 – edad” es un truco para no atascarte con libros que no te enganchan. Resta tu edad a 100 y el resultado son las páginas mínimas que le das a un libro antes de decidir si lo abandonas sin culpa. Si tienes 20 años intenta darle una oportunidad 80 páginas al libro, si tienes 35 años dale 65 páginas, si tienes 60 años dale 40 páginas, y así.
Esta idea la popularizó la bibliotecaria Nancy Pearl como evolución de su “regla de las 50 páginas” (si tienes menos de 50 años, da 50 páginas; si tienes más, aplica “100–edad”). La idea es que, con los años, tu tiempo vale más y decides más rápido.
- Libros “puente”
Busca relatos breves, crónicas ágiles y divulgación clara antes de obras densas. A veces, incluso los prólogos son trabajosos de leer. Ante la posibilidad de una “mala experiencia” primero infórmate un poco.
- Apila hábitos
Une lectura con algo fijo (café de la mañana, transporte, antes de dormir). Eso te ayudará a sentir el hábito de leer como algo cotidiano, parte de tus quehaceres habituales.
5 libros para iniciar
Aquí te dejo 5 libros de fácil lectura, con temática entretenida y amena. Estos títulos son ideales para lectores primerizos, son fáciles de conseguir y ayudan a la relajación y desconecto de la dureza del mundo actual.
El principito, Antoine de Saint-Exupéry (1943)
Un cuento brevísimo que, con voz de niño. Dice cosas que los adultos olvidan. Es una novela corta / fábula ilustrada de la que seguro escuchas hablar a cada rato. El principito es (hoy en día) el libro de ficción más traducido del mundo: alcanzó 600 traducciones en noviembre de 2024.
Saint-Exupéry dedicó el libro a su mejor amigo, Léon Werth, cuando estaba en la Francia ocupada, con hambre y frío, lo que explica su prólogo cautivador.
El ritmo de la lectura es muy ágil, sus capítulos son cortos. Se hace ideal no solo para iniciarse en hábito de la lectura, también para retomarla si se perdió.
Trata de un aviador que se topa en el desierto con un niño de otro planeta. Conversan sobre la amistad, el amor y lo esencial. Su lenguaje es claro y una con segunda capa simbólica para quien quiera, la explore. Además, genera emoción inmediata: ternura, humor, melancolía suave.
La temática consiste en el hecho de crecer sin perder la imaginación, con una crítica al mundo “serio”. Aborda la amistad y responsabilidad, lo esencial vs. lo accesorio. Puede parecer “infantil” pero como libro para adultos en forma de fábula puede incluso rescatar aspectos olvidados de la vida infantil que a veces se necesitan.
El viejo y el mar, Ernest Hemingway (1952)
Un libro breve, claro, emotivo. Está ambientado en un pueblito pesquero de Cuba (asociado a Cojímar, donde el escritor estadounidense vivió un tiempo). La historia sigue a Santiago, un pescador cubano que decide internarse solo en la Corriente del Golfo para romper una larga mala racha.
La novela acompaña su travesía mar adentro: la espera, el pulso con el océano y el diálogo íntimo con sus recuerdos—incluido el vínculo con el muchacho Manolín—, mientras mide sus fuerzas contra un desafío a la altura de su orgullo y oficio.
Su temática va de la dignidad en la derrota y victoria interior, del ser humano y la fuerza de la naturaleza. Abarca temas como la soledad, el orgullo, la perseverancia y el honor del oficio. Esto hace del libro un mar de palabras entrañables.
Su prosa es sobria y limpia (la “teoría del iceberg” de Hemingway) con frases sencillas, subtexto denso, de ritmo tenso y sensorial en las escenas. En menos de 130 páginas condensa un código ético de trabajo, temple y belleza trágica. Es una lectura breve, potente y muy enseñable. Catapultó a la concesión del Nobel de Literatura (1954) a Hemingway y un año antes le valió para obtener el Premio Pulitzer de Ficción.
Rebelión en la granja, George Orwell (1945)
Es una fábula política escrita en inglés que transcurre en una granja inglesa donde los animales, cansados de los abusos, imaginan un orden nuevo. Con humor seco y escenas muy visuales, Orwell crea un relato accesible que, sin sermonear, muestra los mecanismos del poder, la manipulación del lenguaje y la facilidad con que los ideales pueden torcerse.
El estilo es directo, la estructura es nítida y cada episodio sirve para pensar la política sin perder el encanto narrativo. Importa porque ofrece una puerta de entrada perfecta a la sátira. Su obra magna es “1984”, perteneciente al género distópico. Si te gusta este, quizás quieras echarle un vistazo a esta otra obra.
El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, R. L. Stevenson (1886)
Novela corta gótica ambientada en el Londres victoriano. La historia sigue al abogado Gabriel John Utterson, que se obsesiona con desentrañar la inquietante relación entre su respetado amigo, el Dr. Henry Jekyll, y el enigmático Mr. Hyde.
A partir de un testamento sospechoso, episodios nocturnos y testimonios cruzados, Utterson recorre calles brumosas y puertas cerradas, reuniendo pistas que tensan el misterio sin revelar sus claves hasta el momento justo.
Con prosa sobria y atmósfera densa, Stevenson arma un relato de investigación que explora la dualidad humana, la represión moral de su época y los límites éticos de la ciencia. Es breve, tenso y muy legible. Comprende una puerta perfecta para iniciarse en la literatura clásica de suspenso y en el imaginario del “doble” que tanto ha influido en la cultura posterior.
La tregua, Mario Benedetti (1960)
Es una novela en forma de diario íntimo. Con entradas breves, lenguaje coloquial y una sensibilidad cercana, Benedetti captura la rutina urbana, el tedio y la súbita apertura a la ternura, sin grandilocuencias ni adornos excesivos.
Muestra, con sencillez y verdad emocional, cómo lo cotidiano puede volverse significativo. Es una lectura muy amable para quien puede interesarse en la ficción contemporánea.
Busca los libros ya y descubre nuevos mundos
La lectura es parte de la infraestructura que sostiene a las sociedades y, a la vez, una práctica íntima que afina la percepción y el criterio. Empezar con obras breves, claras y potentes —como las cinco recomendadas— permite crear un hábito amable. Con ese primer paso, la constancia hace el resto. Si alguna no te atrapa, aplica “100–edad” y cambia de libro sin culpa: lo importante es seguir leyendo. Te dejo el link de estas obras para adquirir en Amazon, pero también puedes buscar otras (yo empezaría por aquí).
El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde
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Excelente contenido,se ha perdido el hábito de leer con la modernidad y lo q lleva, pero un buen libro nos salva de todas las maneras, la mente se fortalece y es la clave para triunfar en nuestra vida,👏👏👏shalom, namaste💝🙏🥰
Magnífico artículo y realmente el hábito de la lectura de libros cada vez es más escaso
Completamente de acuerdo con él artículo porque los libros te enseñan y te llevan al conocimiento de la humanidad, de los pueblos y sus raíces, además de aportarte placer, conocimiento, fantasía, y hasta alegría
Me encantó el contenido
Muchas gracias y Dios te bendiga
Muy bueno