Maniweros: expedición de sonrisas dentro de una Cuba triste

Maniweros, la marca de los milagros, comunidad de los desafíos; este proyecto se desarrolla con el increíble afán de recorrer una isla que se cae a pedazos y sacarle brillo a lo que se apaga. Entre todo lo malo que sucede, un grupo de jóvenes demuestra que la vida es bella desde lo simple, desde el reconocimiento y pleitesía a la naturaleza, la única aliada en una isla a la deriva.

Maniweros como enfrentamiento a una problemática

Actualmente en Cuba existe una profunda desconexión del individuo con su entorno, tanto en el ámbito social como en el natural. Esta desconexión no es un fenómeno aislado, sino la consecuencia de presiones cotidianas generadas por la compleja situación socioeconómica del país: necesidad de pluriempleo, precariedad en el transporte y reducción de los círculos sociales debido a diferentes factores. Todo ello provoca una vida agitada que consume la energía y el tiempo de las personas, dejando poco espacio para la autorreflexión, el crecimiento personal y las interacciones significativas, especialmente en los jóvenes.

Este ritmo genera una insatisfacción crónica con el estilo de vida, ya que el enfoque se desplaza de la realización personal a la mera supervivencia. Simultáneamente, la reducción de los círculos sociales —motivada por la movilidad y la migración— ha debilitado las redes de apoyo tradicionales, intensificando el sentimiento de aislamiento y dificultando la búsqueda de nuevas oportunidades.

La suma de estos factores se traduce en una falta de realización personal y sentido vital, donde los logros individuales son percibidos como insuficientes en el contexto de un esfuerzo desmedido. El resultado es una población exhausta, con la motivación erosionada y la esperanza puesta en el exterior.

La solución de Maniweros y su propuesta de valor

Maniweros interviene directamente en ese vacío al posicionarse como una vía de escape terapéutica y de autorrealización a través de la conexión auténtica con la naturaleza. Su objetivo primordial es restablecer las conexiones perdidas: conectar a las personas entre sí y reconectarlas con su entorno natural.

La solución se articula en la creación de un espacio que provee las herramientas necesarias para la realización personal, permitiendo que los miembros se apoyen y se retroalimenten mutuamente, fomentando un crecimiento personal y colectivo basado en la diversidad. Además, el proyecto utiliza intencionalmente el contacto con la naturaleza como un elemento catalizador de bienestar emocional y físico.

Este “gancho” sirve como una forma efectiva de romper la rutina, el aislamiento y la desmotivación, promoviendo la cooperación, el intercambio y la visión de nuevas realidades. En esencia, Maniweros busca ser el lugar donde las personas puedan recuperar el sentido vital, crear conciencia y esperanza, transformando la insatisfacción en pertenencia y apoyo mutuo.

Proyecto Maniweros

Maniweros nació en agosto de 2022 como una respuesta creativa a la necesidad real de reconectar a las personas con la naturaleza de forma segura, formativa y accesible.

Su origen —impulsado por Rolando Pérez Godoy (Rolo), diseñador industrial del ISDI, con la colaboración inicial de Alejandro Borrero (Ale)— explica su ADN: diseño aplicado con cultura excursionista más comunidad.

En menos de tres años, la comunidad ha organizado más de 40 excursiones (Topes de Collantes, La Gran Piedra, Ramaviva, entre otros), con más de 480 participantes, incluyendo niñas, niños y mascotas, esto con la misión explícita de inspirar y equipar para disfrutar el aire libre con seguridad y responsabilidad.

Qué significa “hacer comunidad” hoy en Cuba

El excursionismo de Maniweros no es ocio despolitizado ni escapismo; comprende una pedagogía ambiental situada. El grupo combina logística (guía de salidas, venta, renta y reparación de equipos, talleres y asesoría técnica) con una narrativa de pertenencia y cuidado del entorno que va más allá del producto. Comprende una cultura del “salir bien”, que enseña hábitos, protocolos y ética de terreno.

En el contexto cubano —marcado por restricciones de transporte, escasez de implementos técnicos y brechas de seguridad— construir una práctica estable de excursionismo es un acto de resiliencia.

Maniweros diseña una infraestructura social con rutas, roles, formación y códigos de conducta que democratizan el acceso a experiencias que, de otro modo, quedarían reservadas a pocos.

Esa democratización se refleja en la diversidad de actividades: talleres de permacultura, escritura inmersiva, ferias comunitarias, bicicletadas de sensibilización y donaciones a comunidades rurales. En este caso, “ir al monte” significa aprender y devolver, respetar y cuidar. Se genera así una triada esencial: educación ambiental, salud física y mental, y tejido social.

La bondad de Maniweros

Maniweros encarna lo que podríamos llamar una cultura bondadosa, una corriente de convivencia ecológica, empatía y aprendizaje colectivo que, en el contexto cubano, adquiere un peso especial. Las donaciones solidarias, los talleres ecológicos y las acciones vinculadas a la vida natural son el corazón ético del proyecto. En un país donde la precariedad es bandera, ayudar a otros mientras se redescubre la naturaleza tiene una dimensión moral y política inmensa.

En esas dinámicas se produce una simbiosis comunitaria porque los excursionistas reciben enseñanzas de quienes viven en contacto diario con la tierra y devuelven apoyo tangible. La reciprocidad sustituye la jerarquía; la práctica, al discurso. Maniweros promueve la educación ambiental, la sostenibilidad y la creatividad social, entendiendo que cuidar la tierra también es cuidar a las personas.

El líder de Maniweros

Rolando Pérez Godoy (Rolo), nacido en La Lisa y criado en la zona del campo, creció rodeado de la naturaleza. Ese contacto temprano lo marcó de por vida. A los 26 años, Rolo ha vivido en distintas zonas de La Habana y ha sabido transformar su experiencia personal en una filosofía colectiva. Graduado del ISDI, combina su formación como diseñador con la pasión por los ideales que sustentan a Maniweros.

El proyecto, bajo su guía, se separa de la línea impositiva al dedicarse a generar familia. Su estructura es amable y humana, formada por amigos y colaboradores que trabajan desde la confianza y no desde la subordinación. Su planificación es sencilla, pero pensada; su crecimiento, orgánico. A través del “de boca en boca”, Rolo convoca, charla, enseña, escucha.

Absorbe temores, responde preguntas, ofrece certezas. En cada encuentro muestra un organigrama transparente y empático, que disuelve miedos sobre transporte o comida y devuelve la confianza mediante rutas bien diseñadas y experiencias seguras. Rolo es mentor, guía, comunicador y acompañante emocional. Habla con calma, enseña sin dogma, orienta con empatía. En los caminos se convierte en orador natural, capaz de convertir una caminata en lección y una pausa en reflexión. Su liderazgo es un eco de lo que predica: equilibrio, respeto, armonía. Por eso Maniweros es una familia en movimiento.

Maniweros y la UNESCO: la universalización de la bondad práctica

Pensar a Maniweros en relación con la UNESCO no significa buscar validación exterior, sino reconocer su potencial universal. Traducir una experiencia local en un modelo de educación ambiental, sostenibilidad y ética de convivencia no es nada fácil en el modelo global actual, mucho menos desde un sistema estéril y descontinuado como el cubano.

La cultura bondadosa que Maniweros encarna —hecha de excursiones, talleres, donaciones y encuentros solidarios— es una forma de bondad estructural, una ética que organiza la acción colectiva. En contextos donde la precariedad podría volverse apatía, Maniweros propone la cooperación como resistencia y el cuidado como praxis política.

La UNESCO, mediante programas como Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS 2030), Juventud UNESCO y Hombre y la Biosfera (MAB), promueve exactamente ese tipo de iniciativas.

Maniweros, sin proponérselo, ya las cumple:

Educación ambiental experiencial: cada excursión es un aula abierta.

Liderazgo juvenil: la red de excursionistas jóvenes se forma en valores de convivencia y compromiso.

Sostenibilidad cultural: al unir saberes rurales y diseño contemporáneo, preserva modos de vida coherentes con el territorio.

Para establecer diálogo con organismos internacionales, su bondad debe volverse verificable, sin perder alma: documentar, medir, proyectar.

Bitácoras, registros, testimonios y alianzas serán su mejor carta.

Así, Maniweros podría convertirse en caso de estudio UNESCO, demostrando que la educación ambiental puede nacer desde la comunidad.

Adelante Maniweros

En un país donde los recursos escasean pero la imaginación sobra, Maniweros representa una pedagogía en movimiento, una educación que no espera instituciones para existir, sino que las inspira.

Su eventual diálogo con la UNESCO sería una inversión del flujo: mostrar desde Cuba que la bondad, cuando se organiza, también puede ser política pública.

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