
La NBA vuelve a encender las luces. El ruido de los pabellones, el eco de las zapatillas sobre la duela y el murmullo de las apuestas regresan para recordarnos que el mejor baloncesto del mundo está de vuelta. Aquí tines predicciones, análisis y el calendario.
NBA is back: apuestas y proyecciones
Las casas de apuestas y los modelos predictivos coinciden casi de manera contundente. En este arranque, la mayoría de las fuentes (ESPN Futures, BetMGM, FanDuel, Vegas Insider) colocan a Oklahoma City Thunder como el favorito absoluto, con Cleveland Cavaliers como su contrapeso natural en el Este, y Denver Nuggets como el equipo temeroso.
Oklahoma City Thunder: el patrón de una nueva era en la NBA

OKC representa la madurez de un proyecto construido con paciencia. Su núcleo —liderado por Shai Gilgeous-Alexander y Chet Holmgren— es joven, pero juega con una inteligencia de veteranos. Ya no hay sorpresas; los campeones vigentes controlan ritmos, dominan espacios y han logrado algo inusual en una franquicia de talento joven: equilibrio. Las proyecciones los ubican cerca de las 62 victorias.
Cleveland Cavaliers: consolidar lo visto

Los Cavs han pasado del entusiasmo juvenil a la precisión estratégica. Garland y Mobley se complementan como si llevaran una década jugando juntos, y Donovan Mitchell ha aprendido a liderar sin monopolizar tanto el balón.
Cleveland tiene defensa, constancia y una estructura que no depende de la inspiración diaria. Por eso, muchos analistas consideran que es el único equipo del Este con capacidad real para desafiar el dominio occidental.
Denver Nuggets: la calma del contendiente

Denver ya no necesita demostrar nada. Su estilo, menos vertiginoso y más racional, sigue girando alrededor de Nikola Jokić, el mejor jugador del mundo, detalle no menor y razón para que a Denver se le mire con recelo.
El equipo conserva su núcleo e identidad, pero con rostros frescos, y aunque parte un escalón detrás de Oklahoma City en las apuestas, mantiene la estabilidad de quien entiende que una temporada no se gana en noviembre. El Joker te asegura dominio y un gran porciento de posibles victorias; es imparable.
El arranque de la NBA como termómetro
Octubre y noviembre son los meses más honestos del calendario. Las rotaciones aún se ajustan, los músculos se aclimatan, los viajes comienzan a hacer mella, y los equipos revelan su profundidad real. Las estadísticas aún no definen nada, pero los patrones comienzan a formarse. Los que inician ganando suelen llegar con ventaja mental y táctica al cierre de año, y con menos desgaste —desgaste no menor—.
Las variables que marcan este primer tramo son conocidas pero decisivas, dada por la salud de los jugadores, la química interna, la capacidad de los entrenadores para dosificar esfuerzos, y la gestión de la plantilla. En un entorno donde los márgenes son ínfimos, los equipos que logran mantenerse serenos ante las primeras turbulencias son los que acaban imponiéndose cuando el calendario se vuelve cruel.
El arranque, en otras palabras, es una radiografía del carácter colectivo que puede desarrollarse o involucionar.
El Oeste de la NBA está que arde
El Oeste vuelve a ser la conferencia del talento inagotable. OKC es su rostro más visible, pero detrás hay estructuras en mutación. Los Warriors, sin la contundencia de otros años, apuestan ahora por la experiencia y la lectura; los Lakers —con LeBron convaleciente en el inicio de la temporada— necesitan resistir el primer mes para mantenerse a flote; y los Nuggets se preparan para medir fuerzas a largo plazo.
A diferencia de ciclos anteriores, el Oeste ya no es una carrera de espectáculo, sino de eficiencia. Cada posesión importa, cada rotación se mide, cada descanso se calcula. Esa madurez competitiva es también la señal de que la NBA ha entrado en una fase de refinamiento. La belleza del juego se encuentra ahora en la precisión.
El Este de la NBA: la búsqueda del equilibrio
El Este, históricamente más táctico, se muestra más abierto que nunca. Cleveland parte con ventaja, pero New York y Orlando se consolidan como proyectos de presente. Los Knicksllegaron lejos la temporada pasada y apuntan a intentar dar un golpe sobre la mesa. Orlando, por su parte, representa una generación que no teme ni respeta jerarquías, aunque probablemente le falte (pueden sorprender).
El Este es, por naturaleza, la conferencia de los procesos largos. Sus equipos crecen más lento, pero también se caen menos. Por eso, el inicio de esta temporada será una prueba de resistencia mental tanto como física.
Queda ver a número 1 del draft, Cooper Flagg, un talento generacional que en pretemporada mostró mucho talento, y también mucho margen de crecimiento. El técnico de los míticos Lakers, J. J. Reddick, se refirió al joven talento como —algo nada visto por su madurez de juego a esa edad—. Sin embargo, el extraterrestre de los Spurs tiene intenciones de opacar cualquier alzada del futuro jugador franquicia de los Mavs. Wemby viene en serio, este año parece imposible que no compita por cualquier apartado individual.
Temporada 23 en NBA para LeBron: la constancia convertida en leyenda

En medio de tanto relevo generacional, una figura sigue desafiando el calendario. A los cuarenta años, LeBron James disputará su temporada número 23, algo nunca antes logrado por un jugador en la historia de la liga. Lo hace, además, en un contexto que le exige aceptar una transición. Ya no es el centro de gravedad del equipo, pero sigue siendo su brújula emocional.
Su lesión por ciática lo mantendrá fuera durante las primeras semanas, pero su retorno será un acontecimiento que trasciende lo deportivo. LeBron ha sobrevivido a tres eras del baloncesto moderno y se ha adaptado a todas, o mejor dicho, se ha impuesto a cada una de ellas. Dominó la del poder físico, la del triple y la actual —híbrida y cerebral—. Cada minuto que juegue esta temporada será un testamento a la longevidad como disciplina.
Más allá de las predicciones
La fascinación por el arranque de la NBA está en su mezcla de ciencia y fe. Las proyecciones estadísticas ofrecen certezas numéricas, pero la esencia del juego sigue escapando a todo algoritmo.
Un rebote inesperado, una racha improbable, un triple imposible en el último segundo pueden alterar el curso de la temporada. Y eso —esa imposibilidad de reducir el juego a la predicción— es lo que mantiene viva la magia.
La temporada 2025-26 llega con su propio pulso con la juventud que no teme, la veteranía que resiste, el cálculo que se disuelve cuando el balón toca el aire. Todo lo que se diga hoy puede quedar obsoleto en cuestión de semanas, pero esa es precisamente la belleza del deporte; su capacidad para reinventar la verdad cada noche.
Minnesota Timberwolves: el peligro silencioso

Entre los equipos que no figuran en la primera línea, pero que cargan con una amenaza real, destacan los Minnesota Timberwolves.
Minnesota ha consolidado una identidad defensiva implacable, liderada por Rudy Gobert y Anthony Edwards, cuya madurez competitiva los mantiene siempre en el radar de los contendientes. Llevan varias temporadas rozando el salto definitivo y ahora cuentan con la cohesión y el oficio necesarios para darlo.
El segundo bloque de la NBA
En la segunda línea de aspirantes se agrupa un conjunto de equipos que, sin ser los favoritos directos, conservan la estructura y el talento necesarios para irrumpir en la conversación del título si la temporada les sonríe.

Los Los Angeles Lakers, aún sostenidos por la experiencia de LeBron James y el liderazgo creciente de Luka Dončić, son el ejemplo más visible. Los de púrpura y oro son una franquicia que se mueve entre la historia y la urgencia de seguir compitiendo. Sin embargo, la poca profundidad y la lesión del eterno James complican las cosas. De igual manera, un equipo que tiene a Luka Magic, siempre debe ser considerado peligroso…

Los Houston Rockets, revitalizados por la llegada de Kevin Durant, se presentan como la gran incógnita, pero de muchísimo margen. Un equipo joven con el poder suficiente para alterar jerarquías si la química y la salud acompañan. Incluso Golden State, pese al paso del tiempo, sigue siendo un rival incómodo en series largas gracias a su memoria colectiva y a la vigencia competitiva de Stephen Curry. Son, todos ellos, equipos que viven en esa frontera donde el favoritismo se gana a pulso y donde cada acierto temprano puede transformar la percepción de toda una campaña.
El eterno ritmo de la NBA
El inicio de la NBA es siempre una metáfora del movimiento. Los equipos cambian, los nombres rotan, las narrativas se renuevan, pero el juego permanece. La temporada 2025-26 no será distinta a esto, habrá favoritos que se desplomen, sorpresas que asciendan, lesiones que alteren destinos y partidos que redefinan lealtades. De hecho, ya está sucediendo y recién se va a lanzar el balón al aire.
Entre la estadística y la emoción, la liga sigue ofreciendo espectáculo y memoria al mismo tiempo, con sus matices claro está.
Oklahoma City tiene la ventaja sin tapujos; Cleveland busca su momento de consagración; y LeBron James, desde la orilla del tiempo, recuerda que ningún comienzo carece de historia ¡Se viene show time!
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