San Siro y el nuevo estadio: fin de una era llena de gloria

stadio giuseppe meazza san siro 2021

En el corazón de Milán, el estadio Giuseppe Meazza para el equipo menor y conocido universalmente como San Siro para el gigante rossonero, se erige desde 1926 como uno de los templos futbolísticos más emblemáticos del siglo XX.

El emblema de San Siro

El icónico estadio erigido en la Plaza Angelo Moratti 20151, ha sido testigo de epopeyas deportivas, pero también de un fenómeno urbano singular con dos clubes rivales de categoría mundial, AC Milan e Inter de Milán, compartiendo el mismo recinto durante más de setenta años.

Esa dualidad, que alguna vez simbolizó eficiencia y convivencia, hoy se convierte en el principal obstáculo para su continuidad.

El estadio durante décadas fue orgullo de la ingeniería italiana. Es el mayor estadio de Italia, catalogado por la UEFA como estadio élite (categoría 4), con varias finales europeas en su cancha. Pero no se limita al refugio de los clubes, pues en San Siro se han jugado partidos de mundiales en dos ocasiones (1934 y 1990).

Sin embargo, la lejanía de su gloria y su historia más reciente ha provocado la acometida de un veredicto inapelable. El final de un ciclo que recoge años de gloria y también de decadencia.

San Siro: de monumento moderno a fósil estructural

stadio san siro milano panorama

Concebido por Ulisse Stacchini y Alberto Cugini, San Siro nació bajo la tipología inglesa de estadio abierto, con líneas ortogonales y estructura en hormigón armado.

La ampliación de 1955, obra de Armando Ronca y Ferruccio Calzolari, incorporó el segundo anillo y consolidó el perímetro.

Pero la gran metamorfosis llegó entre 1987 y 1990, cuando Milán fue designada sede de Italia ’90. Se levantaron once torres helicoidales de hormigón, un tercer anillo y una cubierta metálica monumental sostenida por vigas rojas visibles desde kilómetros.

Esa reforma —firmada por Giancarlo Ragazzi— convirtió al estadio en una catedral posmoderna, mezcla de brutalismo y convirtiéndose en una máquina estructural. Sin embargo, lo que en su tiempo fue vanguardia hoy emerge en un estado de obsolescencia.

La decadencia visible de San Siro en parámetros

Los informes del Politecnico di Milano y del CEAS Italia demostraron la precariedad estructural del recinto, con fatiga en elementos metálicos, deformaciones medibles en los voladizos, corrosión generalizada en armaduras y un consumo energético desproporcionado.

Los modelos de análisis modal operacional (OMA) detectan frecuencias propias peligrosamente bajas en graderíos llenos, mientras que los monitoreos de fatiga indican una cubierta envejecida que opera en su límite de servicio.

Reforzarla sería posible solo mediante obras tan invasivas y costosas que superarían el costo de un estadio nuevo.

Obsolescencia arquitectónica y urbana

Desde la mirada del arquitecto, el San Siro encarna una contradicción, siendo una obra monumental pero ineficiente. Su tipología cerrada lo convierte en un cuerpo aislado dentro de la trama urbana, sin ofrecimiento ni traza en sus mediaciones.

Las rampas helicoidales —símbolo estético de su identidad— son, al mismo tiempo, un despilfarro espacial y energético.

Los grandes vacíos estructurales, las plataformas subutilizadas y los accesos rígidos lo alejan de los estándares actuales de “estadio-ciudad”, donde la arquitectura se integra con el tejido urbano y la economía local.

Mientras los estadios contemporáneos funcionan como plataformas 24/7, con tiendas, museos, restaurantes y espacios corporativos, San Siro solo despierta cada fin de semana.

El resto del tiempo es un coloso dormido, un “mega edificio de un solo día”.

Normativa y seguridad: el tiempo legal de San Siro también caduca

Las Norme Tecniche per le Costruzioni (2018) y los Eurocódigos EN 1990–1998 establecen parámetros de seguridad y confort que San Siro no cumple.

El estadio fue proyectado con estándares de carga, evacuación y accesibilidad que hoy resultarían insuficientes incluso para recintos de segunda división.

Los reglamentos UEFA para estadios de categoría Élite exigen sistemas de evacuación redundantes, pasillos de 1,20 m por cada 165 personas, accesos perimetrales diferenciados y servicios adaptados; el Meazza no podría adecuarse sin rehacer casi la totalidad de su estructura.

En materia de confort, los límites de aceleración y vibración en graderíos —0,5 m/s² según normativa británica— se superan en los eventos de máxima asistencia.

El propio diseño de la cubierta genera microclimas dispares, zonas de sombra intensa y condensación, una prueba más de que el edificio envejeció en términos físicos y normativos.

El costo de mantener un mito

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La ingeniería de mantenimiento confirma que conservar San Siro es una ruina. El gasto anual de operación y reparación está entre los más altos de Europa. Según estimaciones municipales, en diez años el mantenimiento alcanzaría el 60 % del costo de construir un estadio nuevo. La alternativa de rehabilitarlo —unos € 800 millones— no permitiría alcanzar estándares UEFA ni ofrecer espacios de explotación comercial suficientes.

Por eso, Milan e Inter han optado por la opción más racional: comprar la zona, demoler y reconstruir. El nuevo complejo, con un costo estimado de € 1,25 mil millones, integrará usos mixtos, zonas verdes y un programa de hospitalidad capaz de triplicar los ingresos actuales.

Por qué San Siro no compite económicamente

El estadio actual genera ingresos casi exclusivamente en días de partido: taquilla, merchandising y concesiones básicas. Apenas un 20 % de su superficie se traduce en rentabilidad real. Los estadios de última generación superan el 60 %.

Si comparamos San Siro con el Tottenham Hotspur Stadium, el primero ingresa aproximadamente € 70 M      mientras el segundo genera € 210 M, casi el triple.

El estadio del Tottenham, inaugurado en 2019 es un distrito de entretenimiento con hotel, museo, oficinas y espacios para e-sports. Cada asiento genera más de € 3 000 anuales; en San Siro apenas € 900. La diferencia es abismal y es porque de un lado tenemos una plataforma de entretenimiento, mientras del otro tenemos un día de partido que dura unas horas…

tottenham hotspur stadium overall view

La sociedad compartida: un modelo inédito

El nuevo proyecto introduce una rareza en el fútbol europeo que incluso en el sector privado se mantendrá, aparentemente. En el norte de Italia, habrá una sociedad copropietaria entre dos clubes rivales. AC Milan e Inter crearán un vehículo jurídico común —provisionalmente denominado Stadium Milano S.p.A.— que será titular del terreno, del estadio y de todas las áreas comerciales asociadas.

Los estatutos, según filtraciones de ADNKronos y Coliseum Online, incluirán:

-Participación inicial 50/50, con cláusulas antidilución;

-Un consejo de administración mixto con mayoría cualificada para decisiones clave (endeudamiento, venta, ampliaciones);

-Reparto de utilidades después de cubrir OPEX y mantenimiento, y un fondo de reserva obligatorio del 3–5 % del CAPEX;

-Mecanismos de resolución de conflictos mediante mediación y arbitraje;

-Derechos de salida (put/call) y fórmulas de valoración basadas en múltiplos de EBITDA;

-Obligación de mantener las cláusulas verdes impuestas por el municipio.

Es un modelo bastante arriesgado, sin embargo, reduce costos operativos, multiplica el atractivo de patrocinadores globales y consolida al distrito San Siro como plataforma comercial compartida. El riesgo, naturalmente, es político y emocional, con dos clubes de propiedad distinta tomando decisiones conjuntas en un mismo espacio.

Si la alianza funciona, sentará un precedente; si fracasa, podría convertirse en un caso de estudio sobre los límites del pragmatismo en el deporte moderno.

El nuevo San Siro: génesis de una metrópoli deportiva

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En septiembre de 2025, el Ayuntamiento de Milán aprobó la venta del complejo Giuseppe Meazza (San Siro) por 197 millones de euros, marcando el punto de partida para la creación de un nuevo estadio conjunto entre AC Milan y FC Internazionale. El anuncio puso fin a más de una década de debate sobre si preservar, rehabilitar o sustituir el viejo templo de hormigón.

El veredicto, apoyado por estudios técnicos, económicos y normativos, fue contundente, aunque no expuesto a las mentes cerradas y reacias que precisamente, frenan hace décadas la evolución de un país élite en el fútbol que sobrevive más con orgullo que con cifras reales. Rehabilitar el Meazza sería tan caro y menos rentable que construir una infraestructura nueva desde cero.

Inversión y magnitud del proyecto

El nuevo complejo está estimado en una inversión global de 1 200 a 1 300 millones de euros, incluyendo estadio, infraestructura urbana, estacionamientos, áreas verdes y espacios comerciales.

Algunos reportes financieros amplían la cifra hasta 1 500 millones de dólares considerando contingencias, impuestos y fases de regeneración.

De ese total:

-Aproximadamente 900 millones corresponden al estadio y sus sistemas estructurales, envolvente y cubiertas.

-Unos 250 millones al paisajismo, urbanización, movilidad y conexiones subterráneas.

-Entre 80 y 120 millones se destinan a instalaciones técnicas (HVAC, BMS, energía renovable, seguridad y acústica).

-Y el resto se reparte entre diseño, ingeniería, gestión de obra, permisos, seguros y contingencias.

La demolición parcial del San Siro —prevista para después de la inauguración del nuevo recinto— representará un costo adicional estimado de 70 a 90 millones de euros, incluyendo manejo de residuos, deconstrucción de torres de hormigón y reciclaje de acero estructural.

Grupos arquitectónicos y técnicos responsables del nuevo San Siro

Foster + Partners es dirigido por el polémico —dentro de la comunidad de arquitectos— y brillante Norman Foster. El estudio es uno de los estudios más influyentes del mundo en arquitectura de alta tecnología y grandes infraestructuras.

Fue el artífice del Wembley Stadium (Londres, 2007), una referencia mundial en estructuras retráctiles y hospitalidad corporativa. Creó el Lusail Iconic Stadium (Qatar, 2022) que fue la sede de la final del Mundial, con 80 000 asientos y eficiencia energética basada en ventilación pasiva y reflectancia solar. También se está encargando del Camp Nou – Espai Barça (Barcelona, 2023-2026) mediante una remodelación integral del estadio con integración urbana, comercios y espacios públicos. Además, crearon el Apple Park (Cupertino, 2017), un paradigma de sostenibilidad y control ambiental a gran escala. Foster aporta la visión sistémica de integrar el estadio dentro de un distrito urbano inteligente, con enfoque en movilidad peatonal, energía limpia y conectividad digital.

Y junto a Foster, Manica Architecture —con sede en Kansas City y dirigido por David Manica—es el responsable de apuntalar el nuevo estadio a la plana más elevada de infraesttructuras. La firma se especializa en “superestadios” contemporáneos.

Manica fue responsable del Allegiant Stadium (Las Vegas Raiders, 2020) y del Chase Center (San Francisco, 2019), dos íconos del modelo 360° de entretenimiento. Ha participado también en el Lusail Stadium (junto a Foster) y en el proyecto de estadio del Chelsea FC (Londres). Su sello es la gestión espacial del público, la eficiencia del aforo y la rentabilidad operativa.

En el caso milanés, Manica se encargará de la distribución interna, hospitalidad, flujos, accesos, circulaciones y experiencia del espectador.

Hay otros equipos complementarios, propios de un proyecto tan vasto y complejo. Arup Italia se contrata como consultoría estructural y acústica; AECOM Europa para asesoría en sostenibilidad y movilidad; Studio Land Italia en paisajismo y regeneración verde; por último, Politecnico di Milano (SHM team) para supervisión académica en ingeniería estructural y monitoreo de deformaciones durante la demolición.

Programa arquitectónico y distribución funcional

El estadio se construirá en la actual zona de estacionamientos del Meazza, permitiendo mantener operativo el viejo recinto hasta 2031.

El nuevo edificio integrará funciones deportivas, comerciales, culturales y ecológicas, convirtiéndose en una ciudad deportiva de uso mixto.

estadísticas San Siro

El diseño adopta la tipología de estadio híbrido abierto, con una envolvente permeable de vidrio y aluminio que regula el microclima y reduce el consumo energético. Foster y Manica coinciden en un concepto: “un estadio que respire como una plaza”. El techo metálico integrará paneles fotovoltaicos, y el sistema de drenaje pluvial alimentará las áreas verdes circundantes.

Fases constructivas y demolición del Meazza

2024–2025: permisos, compra y estudios ambientales.

2026: diseño ejecutivo, licitaciones y limpieza del terreno.

2027–2030: construcción del nuevo estadio.

2031: pruebas de carga, apertura e inicio de operaciones.

2032: demolición progresiva del San Siro, conservación parcial de elementos simbólicos (torres o fragmentos del anillo intermedio) y regeneración urbana completa.

La demolición, técnicamente compleja, será gestionada por consorcios especializados en deconstrucción controlada, con reciclaje de materiales (alrededor del 80 % del acero y 60 % del hormigón se reutilizarán).

Proyección económica e ingresos del nuevo San Siro

Los clubes estiman que el nuevo complejo generará tres veces más ingresos que el San Siro actual, pudiendo alcanzar entre € 200 y 250 millones cada uno.

Fuentes de ingreso principales

Matchday y hospitalidad: 110–130 M€/año.

Naming rights: contratos potenciales de 25–30 M€/año.

Eventos no futbolísticos (conciertos, ferias, e-sports): 20–40 M€/año.

Retail, oficinas y alquiler de espacios: 15–25 M€/año.

Museo, tours y merchandising: 5–10 M€/año.

Ahorro energético y reducción de OPEX: 25–30 % respecto al Meazza.

La rentabilidad proyectada, según fuentes cercanas a los clubes, rondará el 7 % anual sobre inversión neta, con un punto de equilibrio en 15 años.

Copropiedad y modelo de gestión

El estadio será propiedad de una sociedad conjunta como ya se sabe, “Stadium Milano S.p.A.”, con participación inicial 50/50. Esa sociedad será titular del terreno, de los contratos de patrocinio, naming rights, concesiones y explotación comercial. Cada club tendrá derecho a utilizar el estadio en exclusividad durante su calendario y compartirá los ingresos de las áreas comunes (hospitalidad, eventos, alquileres).

El modelo de gobernanza prevé un consejo mixto de ocho miembros, mayorías cualificadas para decisiones clave, fondo de reserva del 3–5 % del CAPEX y arbitraje neutral para conflictos.

En caso de desacuerdo irreconciliable, se prevé un mecanismo de compra-venta cruzada (buy-out) valorado según múltiplos de EBITDA y NPV de contratos.

Filosofía arquitectónica

El nuevo estadio no busca competir con la monumentalidad bruta del viejo Meazza, sino redefinir la relación entre deporte, ciudad y sostenibilidad. El lenguaje formal apunta a la ligereza estructural y la transparencia, con pilares esbeltos, envolvente ventilada y cubiertas bioclimáticas.

Foster propone una imagen con precisión tecnológica y una huella ambiental menor. El espacio público, no el estadio en sí, será el corazón del conjunto: plazas, jardines y anfiteatros al aire libre convertirán el complejo en un lugar activo todos los días del año.

Desde el punto de vista energético, se incorporarán:

-Paneles solares integrados (producción de ≈ 9 GWh/año).

-Sistema de recolección de agua pluvial para riego.

-Gestión centralizada mediante BMS (Building Management System).

-Enfriamiento pasivo y ventilación natural por convección cruzada.

-Materiales reciclables y estrategias Cradle-to-Cradle.

Impacto urbano del nuevo San Siro

El proyecto será la reconversión de un distrito completo. La zona de San Siro, actualmente un mar de asfalto y circulación vehicular, se transformará en un parque deportivo metropolitano. El plan maestro incluye ciclovías, plazas cívicas, mercados, equipamientos deportivos menores y conexión directa con el metro M5 y líneas tranviarias. La idea es que el nuevo estadio sea centro y no periferia, un generador de actividad económica y social.

El adiós de un coloso para la llegada del futuro en san Siro

La nueva obra de Milán intentará continuar el relato del viejo Meazza bajo otro lenguaje material. El hormigón que alguna vez representó permanencia cede paso al vidrio y al acero como metáfora de una era más ligera, consciente y permeable. Se necesita ingresos, hoy el fútbol se sostiene exclusivamente en el capital financiero.

Así, la arquitectura del estadio deja de ser un contenedor de multitudes para convertirse en un organismo que respira, produce y devuelve energía. Allí donde antes hubo masa y memoria, habrá ahora flujo y conciencia; y en esa mutación —inevitable, precisa, casi biológica— Milán vuelve a hacer de la arquitectura su forma más lúcida de futuro.

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