
En Cuba millones de personas sufren hambre, colas interminables y escasez crónica en las tiendas tradicionales. No hay electricidad, no hay agua, no hay gas. Se vive con 150 años de retraso (artículo anterior detallado). Sin embargo, mientras la situación es cada vez más precaria, una red paralela de “combos” alimenticios funciona como sistema de supervivencia para quienes tienen familiares en el exterior. Esa red es parte esencial del modelo de poder para control y enriquecimiento. A través de ella, el Estado militarizado convierte la necesidad en un flujo constante de ingresos en divisas y subordina al pueblo a la diáspora.
Este artículo disecciona ese sistema: cómo funciona, quién controla cada eslabón, qué costos tiene para la sociedad cubana y cómo se sostiene.
La base estructural de GAESA: dependencia alimentaria y crisis productiva
Se sabe que Cuba no produce absolutamente nada hace décadas, salvo algún que otro rubro —hoy inexistente—. Además, Cuba no presenta una estructura económica desde hace más de 60 años. Toda su nefasta historia moderna se sostiene con favores, subvenciones, préstamos y dependencia de otras naciones que le compraron el discurso “revolucionario”. Entre tanto, en la cúpula del régimen ha sido común llenarse los bolsillos de lo que piden mientras le dejan sobrantes a la población, con un discurso tartufo y de falso victimismo en su eterna justificación del “enemigo imperialista”.
Importaciones masivas y brecha alimentaria
Cuba no puede producir los alimentos que necesita, nunca lo hizo y ahora mucho menos. De acuerdo con un informe reciente de la USDA (Servicio de Investigación Económica, ERS), en 2023 el país tuvo un déficit alimentario equivalente a unas 41 000 toneladas métricas (en granos), y se estima que hasta un 37,8 % de la población podría encontrarse en inseguridad alimentaria. Hoy esa precariedad se eleva muchísimo más, a pesar de que se intentan esconder datos.
La producción interior de arroz y maíz se ha reducido consistentemente desde 2016. Esto obliga al régimen a depender extensamente de importaciones:
-Pollo congelado, que representa casi el 90 % de las exportaciones agrícolas de EE. UU. a Cuba en años recientes. (curioso que “el enemigo” sea el principal proveedor).
-Arroz, trigo, aceites, leche en polvo y conservas importadas de Vietnam, Brasil, México, la Unión Europea y otros socios (más bien padrinos comerciales).
-Donaciones internacionales ocasionales de granos (por ejemplo, Rusia ha regalado trigo en algunas instancias).
En la práctica, Cuba importa una parte sustancial de su alimentación básica, lo cual es un punto de vulnerabilidad. O más bien, el gobierno pide a sus países afines.
Escasez, inflación y erosión del poder adquisitivo
Debido a la inflación galopante y al deterioro salarial, muchas familias no pueden acceder siquiera a lo que hay en las tiendas —que es poco y nada—. Según la evaluación, el poder adquisitivo se ha reducido fuertemente, y los alimentos componen una porción inmensa del gasto de los hogares.
Las cifras oficiales sobre precios y escasez son inconsistentes y opacas, pero múltiples fuentes independientes reportan que la libreta de racionamiento (CUP) cubre una parte mínima, casi nula, de las necesidades básicas, mientras que el resto del abastecimiento depende de tiendas en divisas o de estos combos.
Las condiciones agrícolas y logísticas son precarias por escasez de fertilizantes, importación de insumos costosos, falta de combustible, cortes eléctricos y deficiencias en el transporte contribuyen a que la producción local sea marginal. O sea, no hay estructura para producción a ningún nivel.
GAESA y el controlío de la economía en divisas
Quienes son y qué control ostentan
El epicentro del modelo de enriquecimiento de la cúpula del régimen es GAESA (Grupo de Administración Empresarial S.A.), un conglomerado militar que maneja operaciones clave del Estado totalitarista cubano.
GAESA controla empresas de comercio, logística, transporte, remesas, turismo, importaciones y banca.
La corporación CIMEX —absorbida por GAESA en 2010— actúa como su brazo comercial: maneja supermercados, importaciones, agencias de viajes, bancos y operaciones minoristas.
Un reporte reciente señala que GAESA controla alrededor del 40 % de la economía cubana en términos de valor de producción e ingresos.
En filtraciones de estados contables se ha evidenciado su presencia en actividades del puerto del Mariel, logística, comercio exterior, construcción, almacenamiento y remesas.
Dentro del poder militar, el nombre más visible es Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, quien fue jefe de GAESA hasta su muerte en 2022 y estaba vinculado al círculo directo del poder (exesposo de la hija de Raúl Castro).
Remesas y retorno de riqueza al aparato militar sostenido en GAESA
Una de las operaciones más lucrativas para GAESA es el control de las remesas y el comercio en tiendas en divisas. Un estudio citado por el CSIS indica que por cada dólar enviado por la diáspora que se gasta en tiendas de GAESA, el conglomerado militar se queda con 74 centavos, debido a que controla el canal comercial.
Aunque el régimen ha tratado de monopolizar el flujo de remesas, recientes informes señalan que en 2024 apenas retuvo un 7 % del total recibido. El resto opera por canales informales.
Además, GAESA ha respondido con medidas para reabsorber el control sobre el mercado minorista en divisas: impuso topes, aumentó impuestos, estableció restricciones de importación para los pequeños privados y creó organismos estatales para intervenir en el mercado no estatal.
Una última derrota simbólica fue la pérdida del dominio del 95 % del negocio formal de remesas en Cuba, según un informe de 2024 sobre una “rebelión financiera” ciudadana que ha desviado las remesas hacia redes informales y empresas privadas no estatales.
El circuito de los combos: paso a paso

1. Pedido, plataforma y pago
Desde el exterior (EE. UU., España, México, etc.), un cubano o aliado accede a sitios como Katapulk, Supermarket23, CubaLlama, 89 Millas, entre otros.
La persona selecciona un combo predefinido o lo “arma” (pollo, arroz, aceite, aseo) y se paga con tarjeta internacional, PayPal u otros medios de pago autorizados.
Aunque jurídicamente las plataformas sean empresas privadas, deben tener convenios con GAESA/CIMEX para realizar los contratos logísticos y de entrega en Cuba.
2. La orden digital y su viaje al interior
La plataforma envía la orden con los datos del beneficiario: nombre, número de identidad, dirección, teléfono, combo contratado.
Esa orden no conlleva movimiento de mercancía desde el exterior. La comida ya está en depósitos dentro de Cuba, en almacenes vinculados al sistema militar.
3. Preparación (“picking & packing”)
Los productos salen del inventario reservado para divisas en almacenes de GAESA, tiendas CIMEX, TRD Caribe o depósitos tipo Almacenes Universales (AUSA).
En la Zona Especial del Mariel y otros hubs logísticos se hacen agrupamientos, revisiones y consolidación de pedidos.
4. Transporte interno / distribución
El transporte y entrega depende de redes estatales o paraestatales:
TransCIMEX (empresa de transporte vinculada a CIMEX/GAESA).
Aerovaradero S.A., que opera rutas de carga aérea interprovinciales.
En zonas rurales o municipios, se recurre a Correos de Cuba / EMCI como complemento.
La entrega local es ejecutada por agentes o repartidores que están dentro del sistema estatal o privados que forman parte y/o son contratados por las agencias.
En zonas urbanas, la entrega puede suceder en 24–48 horas o incluso el mismo días (menos de 12 horas); en provincias o áreas remotas, 48–96 horas o más.
5. Verificación y entrega
El receptor debe presentar su identificación (Cédula de Identidad u otro requisito) para recibir el combo.
En algunos casos se requiere firma o confirmación digital de recepción.
6. Liquidación financiera
Aquí entra el principal interés del aparato de control militar. La plataforma que vendió el combo “liquida” la operación con GAESA o con entidades financieras vinculadas (por ejemplo, FINCIMEX o el Banco Financiero Internacional – BFI).
Las divisas se acumulan en cuentas de la estructura militar, y financian importaciones, reservas estratégicas o gastos del aparato totalitarista estatal.
Interpretación política: miseria inducida como mecanismo de dominación

La escasez como política de Estado
Para mantener esa máquina operativa, no basta con simplemente permitir el desabastecimiento: hay que mantenerlo.
Los productos importados son reservados para canales en divisas y no puestos en tiendas de CUP.
La población que no tiene acceso a remesas o parientes en el exterior queda marginada.
La miseria deja de ser un accidente y se convierte en herramienta de dependencia: tus relaciones con quien tiene dólares determinan tu acceso a lo esencial.
Cautiverio financiero de la diáspora
La emigración cubana —que muchos emprendieron en busca de libertad y sostén económico familiar— termina atrapada en un círculo perverso:
Mandas dólares para que tus parientes coman.
Esos dólares financian al régimen militar.
No tienes control ni transparencia sobre el destino final de esos recursos.
Te conviertes, sin poder escogerlo, en sostén del mismo aparato que expulsó o reprimió.
El combo —que podría verse como una ayuda humanitaria— se transforma en instrumento de extracción de recursos. Lo peor es que no queda de otra porque es realmente triste ver a familiares y amigos morirse, literalmente, de hambre. La impotencia se reemplaza por el actuar en función de garantizar algo de vida y decencia a quienes se les puede ofrecer.
Revelaciones monetarias y resistencia financiera
En 2024, un informe del economista Emilio Morales para Cuba Siglo XXI alertaba que las remesas oficiales controladas por GAESA habían caído dramáticamente. El régimen apenas retenía 81,6 millones de dólares del total recibido, equivalentes al 7,32 %.
El informe señala que más del 92 % de las remesas se canalizan por rutas informales, redes privadas, “mulas” personales o mecanismos no estatales. De cierta manera, y por suerte, los cubanos de la diáspora han sabido encontrar mecanismos para ayudar a sus familias sin darles beneficios a la dictadura. Aunque, de igual manera, el daño está hecho hace mucho tiempo.
Este fenómeno representa una rebelión financiera silenciosa. Mientras, GAESA responde interviniendo al mercado privado, imponiendo controles, regulaciones y medidas para recuperar terreno. Su desesperación, ambición y gula no muestra límites, y es increíble como algunos no se dan cuenta del deseo incontrolable de riqueza y poder que tienen en el aparato dictatorial. No quieren desprenderse bajo ningún concepto, adheridos a la carne del moribundo como sanguijuelas obsesionadas con drenar hasta la última gota de vitalidad.
Ejemplos ilustrativos y datos de apoyo
Lo escrito no es una mera suposición o conjetura. Cuando Western Union detuvo sus servicios en Cuba por sanciones a FINCIMEX en 2020, las remesas formales se desplomaron un 67 %.
Las remesas formales han sido estimadas entre USD 900 millones y USD 1,5 mil millones anuales antes de interrupciones, según datos de Western Union.
Datos del portal “14ymedio” informan que en 2024 el monto de remesas oficiales cayó 43,43 % respecto al año previo (1 113,45 millones USD, frente a más de 1 900 millones).
En 2024 el gobierno canalizó solo el 5 % de lo que en 2022 se gestionaba oficialmente en remesas, reflejo de la crisis de credibilidad.
Un reporte de ElToque revelaba que GAESA domina sectores críticos: turismo, comercio minorista, banca, construcción, logística y comercio exterior. Esto es sabido desde hace años.
Estos datos: son la evidencia de que el “combo” es solo un nodo dentro de una estrategia de control sistémico.
Riesgos y consecuencias sociales
Desigualdad brutal: quienes tienen acceso a dólares comen, quienes no, subsisten como pueden.
Concentración de poder: GAESA se erige como Estado dentro del Estado.
Erosión del tejido social: la solidaridad queda mediatizada por las posibilidades económicas del emigrado y se convierte en mecanismo de dependencia.
Fuga de legitimidad: la población dentro de la isla ve claramente que el sistema está diseñado para beneficio selectivo.
Crisis de sostenibilidad: si las remesas bajan o hay crisis global, el sistema se desmorona. Ya hay señales de eso con la caída de ingresos de GAESA, disminución del turismo, desconfianza en mecanismos oficiales de transferencia.
La Fábrica de Hambre instaurada bajo el mando de GAESA
Lo que en la superficie podría parecer una asistencia desde el exilio, un acto de solidaridad familiar, es en realidad una pieza central del modelo político cubano: un mecanismo de recaudación, control y dependencia. Los “combos” comprenden fichas operativas en un sistema de dominio donde el hambre es estructural, la escasez es política y la emigración es parte del presupuesto estatal.
Al ceder a la población a la miseria, al negar una economía productiva que alimente al pueblo (y no a GAESA), el régimen obliga a que la supervivencia dependa de dólares externos. Así, controlando la vía de emisión (las remesas) y la vía de consumo (los combos), consolidan su poder con eficacia totalitaria.
Que un país que importa la mayoría de sus alimentos tenga fábricas secretas de hambre es el síntoma de una deriva política muy profunda. Pero más grave aún es que esa deriva es rentable, institucionalizada y reforzada por la buena voluntad forzada de la diáspora.
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