Los mejores bases de la historia en la NBA

Los 5 mejores bases de la historia de la NBA

El pase de espaldas, sonrisas. Gestos contrariados, despiste del adversario. El vértigo dentro de la cancha, imparable. El alley up, el rebote, el triple doble, y luego el tiro desde tercera dimensión. Los bases dentro del baloncesto siempre ha sido una posición marcada y hegemónica, diferencial.

Evolución de los jugadores bases

En el baloncesto, el base ha sido históricamente el cerebro del equipo. Es el encargado de organizar el ataque y marcar el ritmo del juego. Sin embargo, su papel ha cambiado drásticamente desde los días de pases metódicos y ataques pausados hasta el actual dominio de bases anotadores con rango de tiro casi ilimitado.

Como sucede en el deporte, las dinámicas tanto colectivas como individuales tienden a “evolucionar”. La NBA no es la excepción, siendo la élite del baloncesto a nivel global. Cada era moldeó al “1” según su contexto. En los 50 el base comprendía un pasador puro. En la década de los 80 y 90 se conjugó carisma y táctica. Luego llegaron las superestrellas híbridas y ofensivas del presente.

El nacimiento de los bases organizadores (1940s–1950s)

En las primeras décadas de la NBA (fundada en 1946 como BAA y fusionada con la NBL en 1949), el base era el encargado de subir la pelota, marcar jugadas y distribuir el balón. El juego era más lento, con ataques estáticos y posesiones largas (no existía aún el reloj de 24 segundos, hasta 1954).

El base tenía poca responsabilidad anotadora, su prioridad era “poner la mesa” para los pívots y aleros. Bob Cousy (Boston Celtics), es un referente de la época, maestro de los pases creativos, e introdujo un estilo más fluido y vistoso.

Los bases como amenaza anotadora (1960s–1970s)

Jugadores como Oscar Robertson cambiaron la percepción del número 1 en la duela.  Podían dirigir y anotar con volumen, rompiendo la idea del base pasador exclusivo. El juego se aceleró gracias al reloj de 24 segundos, y las transiciones rápidas obligaron a que el base tuviera mejor físico y capacidad de generar tiros propios.

Llegó entonces la primera gran evolución de la posición. Comenzaron los bases híbridos, capaces de alternar la dirección del juego con funciones de escolta. Jerry West supone un ejemplo de efecto inverso, mostrando tal desarrollo en cuanto a versatilidad. En sus años iniciales actuó como base anotador y organizador en los Lakers, pero gran parte de su carrera fue más cercano a un shooting guard . West compartía funciones de dirección con otros guards, y no era raro verlo subir la pelota y organizar jugadas.

La edad de oro (1980s)

La década de los 80 estuvo marcada por la figura de Isiah Thomas y Magic Johnson. Entonces, el base se convirtió en líder absoluto, con personalidad central y autonomía en la duela.

El estilo de juego se volvió más dinámico y espectacular, especialmente con el “Showtime” de los Lakers. Esta era supuso un antes y un después en la historia de la NBA y del baloncesto como deporte en general.

El base además de distribuir marcaba el ritmo emocional del partido, controlaba los tiempos y gestionaba egos en la cancha. La visión de juego y la capacidad para tomar decisiones rápidas eran tan importantes como la técnica y la estética. Gracias al “1” la NBA tuvo el empuje y relanzamiento necesario —con Magic como referente absoluto— hasta la locura de la era Jordan.

El metrónomo táctico (1990s)

Con figuras como John Stockton, el base volvió a un perfil más “puro” y disciplinado. Menos show, más precisión. El énfasis estaba en la ejecución perfecta de sistemas y el control del tempo del juego.

El juego evolucionó desde lo táctico, y el base fue el enlace entre el entrenador y el resto del equipo. Su papel se volvió más cerebral que explosivo. En esta época, el tiro de tres aún no era un arma central para el “1”, aunque algunos como Mark Price ya mostraban lo que estaba por venir.

La revolución del scoring point guard (2000s)

El nuevo milenio trajo una camada de bases anotadores explosivos. Allen Iverson, Steve Nash, Jason Kidd, Chauncey Billups, todos anotadores excepcionales. El pick-and-roll se volvió la jugada central de la NBA, y el base era su ejecutor principal.

Se multiplicaron los bases que podían anotar 25 o más puntos por noche sin perder su rol de generadores. La liga se volvió más rápida y el “1” empezó a asumir responsabilidades que antes se delegaban a escoltas.

En esta década, el base deja de estar encasillado como “puro organizador” o “puro anotador”. Se convierte en un jugador que debe dominar todas las facetas del juego. El “1” debía casi por obligación anotar de media y larga distancia. Se normalizó el base super anotador (Allen Iverson) afianzando también el nivel élite en la organización y repartición (Steve Nash, Jason Kidd).

Se debía controlar el ritmo del partido, adaptándose a sistemas rápidos o pausados según la necesidad. Además, esta tendencia también obligó a formar bases más completos, con la necesidad de defender el perímetro ante la creciente amenaza de bases explosivos y anotadores.

El contexto de la NBA favoreció este perfil híbrido. En 2004, los cambios de reglas redujeron el contacto defensivo en el perímetro, abriendo más espacio para bases creativos. El triple empezó a ser un arma más habitual, aunque no con el volumen actual. El ritmo de juego aumentó y la transición ofensiva ganó protagonismo. Esta etapa sentó las bases del perfil que hoy domina la posición.

El dominio del triple y la posición híbrida (2010s–actualidad)

Con Stephen Curry como emblema, el base dejó de ser solo organizador para convertirse en la amenaza ofensiva más importante del equipo. El triple a 8–9 metros es ahora un arma estratégica, no un recurso desesperado. La posición se ha hibridado, muchos bases pueden jugar de escoltas y viceversa. La función de crear juego se reparte con aleros y pívots con buen pase.

Cambios clave en los bases a lo largo del tiempo

A lo largo de las décadas, la posición de base ha experimentado una transformación profunda.

En sus orígenes, el “1” medía su éxito en la cantidad de asistencias que generaba y su capacidad para ordenar el juego; hoy, el peso de su aporte ofensivo propio es igual de importante que su labor de distribución.

La evolución física también ha cambiado el perfil: de jugadores bajos y veloces se ha pasado a bases altos, fuertes y con un rango de tiro cada vez más extenso.

Si bien siempre han sido quienes marcan el ritmo de un partido, en la actualidad lo hacen con un margen ofensivo mucho mayor, combinando dirección y anotación.

Además, la rigidez de las funciones se ha diluido. Los bases ya no son los únicos directores de juego, pues aleros y pívots con visión —como LeBron James o Nikola Jokić— también asumen esa responsabilidad. Se ampliaron las posibilidades tácticas llevando al “1” a convivir con otros creadores en la misma formación. También se generaron perfiles atípicos enfocados a la defensa perimetral (Jrue Holiday) sin dejar de dar una mano en puntos y ordenamiento.

Los 5 mejores bases de la historia de la NBA

A lo largo de la historia de la NBA, algunos jugadores han llevado la posición de base más allá de su función original de organizar y distribuir. Han sido líderes, innovadores y referentes que transformaron la forma de jugar, marcando épocas enteras y dejando huellas imborrables en la memoria del baloncesto.

Leíste algunos previo a este ranking, y de seguro tienes tu propia lista. Aquí te dejo la que en este medio podría considerarse acorde a todo el trayecto del baloncesto en la NBA.

5. Isiah Thomas, el guerrero de Detroit

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RickDikeman, CC0, via Wikimedia Commons

Años activos: 1981–1994

Equipos: Detroit Pistons

Logros: 2 títulos NBA, MVP de Finales (1990), 12 All-Star.

En una liga plagada de superestrellas más altas y atléticas, Isiah Thomas impuso su dominio con cerebro, coraje y carácter. Fue el capitán de los “Bad Boys”, un equipo famoso por su defensa asfixiante y juego rudo. Thomas era la mente estratégica detrás de la dureza.

No era el máximo anotador, pero sí el líder emocional y táctico. Tenía la capacidad de cambiar el ritmo del partido, decidir cuándo acelerar y cuándo enfriar. Además, mostraba un instinto asesino en los momentos clave. Su actuación en las Finales de 1988, anotando 25 puntos en un cuarto con un tobillo torcido, sigue siendo una de las demostraciones más heroicas de la historia.

Thomas es la prueba de que un base no necesita ser físicamente dominante para ganar; necesita inteligencia, liderazgo y carácter.

4. Oscar Robertson, el pionero total

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Malcolm W. Emmons, Public domain, via Wikimedia Commons

Años activos: 1960–1974

Equipos: Cincinnati Royals, Milwaukee Bucks

Logros: 1 título NBA (1971), 1 MVP (1964), 12 All-Star, 11 All-NBA.

En los años 60, la NBA estaba lejos del glamour actual. Las canchas no siempre estaban llenas, la televisión apenas comenzaba a transmitir partidos, y el juego era más físico y menos estilizado. En ese contexto, Oscar Robertson apareció como un jugador adelantado a su tiempo.

Con 1,96 m y un cuerpo robusto, era un base que también podía jugar de escolta y hasta de alero. Su sello: control total del juego. En la temporada 1961-62 promedió 30,8 puntos, 12,5 rebotes y 11,4 asistencias, convirtiéndose en el primer jugador en la historia en lograr un triple-doble de promedio en una campaña completa, algo que nadie repetiría hasta Russell Westbrook en 2017.

Robertson fue además un líder fuera de la cancha. Como presidente de la Asociación de Jugadores de la NBA, luchó por la agencia libre y mejores condiciones para los atletas. Su título en 1971 con los Milwaukee Bucks, junto a un joven Kareem Abdul-Jabbar, fue la coronación de una carrera que cambió el baloncesto no solo desde el juego, sino también desde la estructura de la liga.

3. John Stockton, la precisión en su totalidad

john stockton 2002
Yao_Ming_free_throw.jpg: Ace Starry from Yonkers, NY, US.

Años activos: 1984–2003

Equipos: Utah Jazz

Logros: Líder histórico en asistencias (15.806) y robos (3.265), 10 All-Star, 11 All-NBA, 5 All-Defensive.

En una era dominada por las figuras de Michael Jordan, Hakeem Olajuwon y Shaquille O’Neal, John Stockton fue el ejemplo perfecto de la eficiencia silenciosa. Nunca ganó un título, pero su influencia fue monumental.

Stockton no jugaba para brillar individualmente, jugaba para que su equipo funcionara como un reloj suizo. Su entendimiento con Karl Malone produjo una de las asociaciones más efectivas de la historia. El pick-and-roll de Utah Jazz se convirtió en una obra de ingeniería ofensiva.

Su durabilidad fue asombrosa: en 19 temporadas, jugó más de 80 partidos en 17 de ellas. Stockton es el tipo de jugador que no llena portadas pero sin el cual el baloncesto moderno no tendría la misma noción de lo que es un base puro.

2. Stephen Curry – El revolucionario del triple

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Keith Allison from Hanover, MD, USA, CC BY-SA 2.0 https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0, via Wikimedia Commons

Años activos: 2009–presente

Equipos: Golden State Warriors

Logros: 4 títulos NBA, 2 MVP (uno unánime), MVP de Finales (2022), líder histórico en triples anotados.

Antes de Curry, un tiro de tres puntos a ocho metros del aro era una excentricidad ocasional. Después del “Chef”, es una jugada legítima, practicada y temida. Su rango de tiro, rapidez de ejecución y manejo de balón redefinieron el perímetro ofensivo en la NBA.

Cuando Golden State adoptó un sistema de juego centrado en el movimiento y el triple, Curry se convirtió en el arma perfecta. Su impacto es medible en cómo juegan ahora los equipos de instituto, universidad y profesionales en todo el mundo. Incluso la propia NBA ha intentado redefinir y replicar su dinámica (Boston Celtics las últimas dos temporadas).

La liga entera modificó su estructura ofensiva por él, y ese es un privilegio reservado a los más grandes. Curry es ampliamente considerado el mejor tirador de todos los tiempos.

1. Magic Johnson – El creador del showtime

cedric maxwell vs magic johnson nba finals
Boston Celtics Cedric Maxwell vs Los Angles Lakers Magic Johnson with Kareem Abdul-Jabbar and Jamal Wilkes in the 1985 NBA Finals

Años activos: 1979–1991, 1996

Equipos: Los Angeles Lakers

Logros: 5 títulos NBA, 3 MVP, 3 MVP de Finales, 12 All-Star, 9 All-NBA First Team.

Cuando Earvin “Magic” Johnson llegó a la NBA en 1979, el baloncesto era un deporte dominado por interiores y juegadores más lentos. Nadie imaginaba que un jugador de 2,06 metros pudiera dirigir la ofensiva como un base clásico, y mucho menos con una agilidad y visión de juego que parecían anticiparse dos segundos a lo que todos en la cancha estaban pensando.

Magic no solo rompió moldes: creó uno nuevo.

Bajo su batuta, los Lakers se convirtieron en el equipo más vistoso y dominante de la década. El “Showtime”, un estilo ofensivo que combinaba velocidad, transiciones letales y una precisión de pase milimétrica. Magic convertía un contraataque en un espectáculo.

Su influencia iba más allá de la creatividad. Tenía una capacidad de liderazgo innata, manteniendo la química en un equipo de estrellas y gestionando egos en una época donde la rivalidad con los Boston Celtics de Larry Bird era feroz.

Ganó un campeonato en su temporada de novato (1980) jugando como pívot titular en el sexto partido de las Finales debido a la lesión de Kareem. Anotó 42 puntos, capturó 15 rebotes y repartió 7 asistencias. Ese partido no solo definió su leyenda, sino que dejó claro el poder jugar y brillar en cualquier posición.

El arquetipo perfecto

Magic también redefinió lo que un base podía ser físicamente. Antes de él, un armador alto era una rareza. Después de él, se convirtió en una aspiración para las franquicias. Su combinación de altura, fuerza, control de balón y visión de campo todavía no ha sido igualada.

Ni siquiera bases altos posteriores como Penny Hardaway o Ben Simmons han replicado su mezcla de carisma, inteligencia táctica y éxito colectivo. Ni por asomo.

En 13 temporadas, lideró la NBA en asistencias cuatro veces. Promedió más de 11 asistencias por partido en cinco temporadas y fue una presencia dominante en playoffs, donde sus promedios subían y su impacto se multiplicaba. Magic supone una anomalía en cuanto a talento y versatilidad en la historia del deporte, extremadamente difícil de replicar.

No solo es considerado por la mayoría de los expertos y fanáticos como el mejor base de todos los tiempos, también se le considera mayoritariamente top 5 de jugadores de la historia de la NBA. Su legado se mantiene vigente y 30 años después sigue siendo el rostro y aura de lo que fue probablemente el mejor baloncesto jamás visto, el showtime.

La “base” del legado

Más allá de las cifras, los trofeos y los récords, estos cinco hombres comparten algo que no se entrena: la capacidad de alterar el destino de un partido con una sola decisión. Cada uno, en su tiempo, tomó el timón de su equipo y lo condujo a territorios donde solo llegan los elegidos.

Fueron estrategas, guerreros y artistas, capaces de leer el juego como si tuvieran un mapa invisible en la mente. La NBA ha visto pasar generaciones enteras de grandes talentos, pero solo unos pocos han podido elevar la posición de base al rango de leyenda.

Y mientras el baloncesto siga evolucionando, su legado será la brújula que guíe a quienes aspiren a ser los nuevos cerebros del juego.

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